Ya sabía yo que en esta aventura iba a aprender muchas cosas.
Y he aprendido a ponerme inyecciones, de las fáciles, las subcutáneas. La oncóloga me dijo que fuera al centro de salud a ponérmelas, la farmaceútica recomendó que me las pusiera en casa antes de acostarme (ponérmela yo o otra persona).
Con algo de desconfianza pero con la resolución de ponérmelas yo, pedí a una vecina enfermera que viniera a supervisarme y, por más que insistió en ponérmela ella, me la puse yo. Porque lo más probable es que esté sola (con los niños) cuando me toque ponerlas y porque como estas se ponen otras muchas... heparina, por ejemplo.
Y puestos a tirar de refranero... el saber no ocupa lugar.
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