miércoles, 29 de enero de 2014

Sospechosos

Tenemos un nuevo sospechoso, el hígado, no es muy sospechoso pero tiene que demostrar su inocencia.

La segunda resonancia es menos molesta que la primera, supongo que es porque ya conoces el procedimiento, sabes qué esperar. La resonancia del hígado incluye un cable helicoidal en la cintura y una pieza rectangular sobre el abdomen, ¡ah! y se hace boca arriba, más cómodo pero un poco más claustrofóbico, nada que no se solucione cerrando los ojos. Incluye unas fases en las que el ruido se acompaña de una curiosa vibración (que es posible que también existiera en mi primera resonancia pero que no recuerdo) y una innovación consistente en expulsar el aire de los pulmones y contener la respiración durante 15 segundos. Nada más, el resto como siempre, esperar.

Esperemos que nuestro sospechoso haya demostrado su inocencia.

domingo, 26 de enero de 2014

Oportunidades (III)

La vida está llena de oportunidades.

Una oportunidad cuando no te queda casi ningún pelo en la cabeza es darte el gusto de afeitartela.

Probablemente, con una probabilidad de un 99,99% (que estoy muy loca), si la quimio no me hiciera perder el pelo nunca me hubiera afeitado la cabeza.

Es curioso que entre las reacciones de la gente que me ha visto sin pelo, y que no sabía de mi enfermedad, haya gente que pensó que me había afeitado la cabeza voluntariamente por alguna excentricidad: hay quien me dijo que si era para estar como Carlos, hay quien me dijo que qué atrevida soy... pero no, lo más seguro es que nunca me hubiera afeitado.

Afeitarse la cabeza da mucho gusto y queda muy suave.


lunes, 13 de enero de 2014

Lo que la teta ha unido

Mis tetas, ¡cuántas alegrías y cuántos disgustos me dan!

Tras una adolescencia marcada por unas tetas pequeñas con conspicuos pezones, la pesadilla de cualquier adolescente, y pasando por la reacción necesaria del topless sin complejos, el momento estrella de mis tetas fue el de mi "lactancia militante", mis tetas se convirtieron en objetos asexuales/nutriticionales de dominio público pero, sobre todo, mis tetas me dieron la oportunidad de conocer a una gente muy especial.

Desde el año 2005 comparto mi vida con unas mujeres especiales, fuertes, solidarias, luchadoras... compartí reivindicaciones y luchas y después nuestros caminos se separaron, aunque nuestros sentimientos de grupo siguen ahí y los reencuentros periódicos responden a celebraciones de acontecimientos de todo pelo.

Y entre estas mujeres hay una especial, Sabela, especial porque siempre lo ha sido, por su forma de vivir y hacer las cosas, porque su etapa vital, con hijos un poco más mayores que las del resto, me hizo sentir más próxima en sentimientos muchas veces.

Sabela, mi compañera de luchas, comparte también ésta. Seguimos caminando juntas. :o*


sábado, 11 de enero de 2014

Feliz año viejo

Me ha llevado unos días del año nuevo reconciliarme con el año viejo.

El 2013 venía con andares supersticiosos, el 13... podía no salir bien pero esas cosas son supercherías, pasando... y no, el 2013 no fue un año tan malo.

A ver, en el año 2013 obtuve estupendos resultados académicos, recuerdo con especial gusto a los profes babeando con el trabajo (compartido con mis sindicalistas) sobre terminales ligeros , viajé, viví y trabajé en Dublín, demostrándome a mí misma que soy capaz de algunas cosas (e incapaz de otras), viví reencuentros esperados e inesperados... Digamos que el 2013 estuvo lleno de "bolas extras", cosas que no esperaba vivir y vinieron gratis.

Lo más duro fue lo que quedó bautizado como "la semana fantástica del Corte Inglés", empezó el 7 de octubre, lunes, fecha de mi aniversario de boda, y juntó un electroencefalograma de mi hija en busca de una hipotética epilepsia,que se confirmó por sí misma con una crisis ese mismo viernes, y la biopsia de mi pecho izquierdo que, 20 días después, confirmó mi diagnóstico de cáncer de mama.

Lo más difícil de asimilar, de momento, la epilepsia.

Mi cáncer... pensándolo fríamente el 2013 me dio la posibilidad de saber, por fin, qué era ese bulto tan molesto y sospechoso y cambiar la angustia de poder tener algo malo comiéndome por dentro por la certeza de estar luchando contra él. Malo no parece.

Lo dicho, feliz, aunque complicado, año viejo.

viernes, 10 de enero de 2014

Venas

Me preocupan mis venas, las venas de mi único brazo (quimioterapeuticamente hablando) útil.

Supongo que las advertencias apocalípticas de la enfermera M. me minaron contundentemente. La enfermera C. 21 días después fue más técnica pero ya trabajaba sobre daño previo y tampoco ayudó su cambio de opinión sobre la "bondad" de mis venas, que al principio le parecieron chungas y después buenas.

Entre quimio y quimio me duele el brazo, no en el sitio en el que me pinchan, que más o menos verde, más o menos hinchado, se recupera en unos días. Me duelen unos bultitos que me salen en la mano, en el recorrido de las venas y me duele el antebrazo, a lo largo. No es un dolor intenso, ni siquiera un dolor de fondo, es más bien un dolor de contacto unido al reflejo de proteger lo que sabes que duele al contacto.

Cuando se acerca el día de la quimio me angustian mis venas, no me preocupa como algo doloroso (por ahora), aunque algunos pinchazos no han valido y otros han costado, no ha sido en ningún momento doloroso, sólo molesto. Pero pensar que me pinchen mal, que no queden venas útiles, que haya que recurrir a un reservorio (que sospecho que sería incompatible con la posibilidad de ir a la piscina), que... me desequilibra bastante, los días anteriores me siento nerviosa y gruñona y sé que gran parte me la podría haber ahorrado.

Bueno, será por venas.

jueves, 9 de enero de 2014

Dame veneno

Y queda declarado himno oficial de la quimioterapia.

Al bajar del coche, con una sola frase, la sonrisa vence a los nervios: "dame veneno que quiero morir..."

lunes, 6 de enero de 2014

Directores de pensamiento

No los necesito, no los quiero.

Los directores de pensamiento son esos amigos y amigas que, con la mejor intención, deciden lo que debes o no debes pensar en cada momento.

Algunos, los "positivistas", te intentan proteger de los pensamientos que consideran negativos: no pienses en eso, no digas eso, no hables de eso...

Otros, los "negativistas", parecen querer moderar tu optimismo y, cuando les dices que te sientes bien, te anticipan que en cualquier momento vas a sentirte peor y, basándose en experiencias básicamente ajenas, te recuerdan que los efectos de la quimio son acumulativos, que a mitad de los ciclos te vas a poner muy nerviosa esperando los resultados o que ahora no estás cansada pero lo estarás.

No los necesito, ni a unos, ni a otros. Necesito gestionar mis pensamientos, reconocer las posibilidades de que las cosas no vayan bien, sin dramatismo, y disfrutar estos días de estar bien independientemente de cómo me vaya a sentir después.

Por favor, déjame pensar, tener cáncer no me incapacita, es más, creo que soy la única capaz de pensar/sentir/asumir/vivir mi proceso.



sábado, 4 de enero de 2014

Hospitales

Desde que me sé carne de hospital no veo series de hospitales.

Supongo que es un efecto secundario pero no puedo, paso por encima lo más deprisa posible a golpe de zapping, y ni mi querido "House", ni la empalagosamente adictiva "Anatomía de Grey" consiguen detener mi dedo.

No me apetece ver camas de hospital, ni ropa de hospital, ni síntomas, ni procedimientos... estoy servida.

Ya veremos si es pasajero o está aquí para quedarse.

viernes, 3 de enero de 2014

Nadar

Lo confieso, soy una yonki de la piscina, el olor del cloro en las inmediaciones de una piscina ya me hace "salivar".

Desde el principio tuve la duda de si podría ir a la piscina o no. Primero tenía que cicatrizar la operación del famoso ganglio centinela, que, en principio, iba a tardar un poco más al quitar el drenaje el mismo día que empezaba la quimio, estaba también el asunto del posible cansancio por la quimioterapia, y también tenía que conseguir subir el brazo izquierdo con un poco de soltura a pesar del "cordón" visible en mi axila que hacía de tope... superados estos problemas me preocupaba un poco el entorno de la piscina como fuente de infecciones, pero el oncólogo dijo sí, puedo nadar.

Así que, hoy por fin, he ido a nadar. Un kilómetro en solo 5 minutos más que habitualmente, sin problemas.

Y la impúdica Cristina se ha descubierto a sí misma ocultando calva y teta azul en el vestuario, casi vacío hoy. Veremos cómo evoluciona el asunto vestuario.

Me gusta nadar, lo necesito.