viernes, 3 de enero de 2014

Nadar

Lo confieso, soy una yonki de la piscina, el olor del cloro en las inmediaciones de una piscina ya me hace "salivar".

Desde el principio tuve la duda de si podría ir a la piscina o no. Primero tenía que cicatrizar la operación del famoso ganglio centinela, que, en principio, iba a tardar un poco más al quitar el drenaje el mismo día que empezaba la quimio, estaba también el asunto del posible cansancio por la quimioterapia, y también tenía que conseguir subir el brazo izquierdo con un poco de soltura a pesar del "cordón" visible en mi axila que hacía de tope... superados estos problemas me preocupaba un poco el entorno de la piscina como fuente de infecciones, pero el oncólogo dijo sí, puedo nadar.

Así que, hoy por fin, he ido a nadar. Un kilómetro en solo 5 minutos más que habitualmente, sin problemas.

Y la impúdica Cristina se ha descubierto a sí misma ocultando calva y teta azul en el vestuario, casi vacío hoy. Veremos cómo evoluciona el asunto vestuario.

Me gusta nadar, lo necesito.