jueves, 23 de octubre de 2014

Señales

Hay gente convencida de que el universo, así, a lo grande, manda señales.

Después de repetir hasta la saciedad mi pregunta, después de recuperar con condiciones (y por tiempo muy limitado) mi capacidad anfibia, y después de perderla de nuevo (en principio durante la radioterapia y un mes más), debería rendirme a la evidencia y admitir que hay alguna razón por la que en mi vida en este momento no hay sitio para piscinas.

Y es que parece que el universo, cansado de mi escepticismo, ha empezado a gritarme a la cara, y no contento con que un ratón tuneara toda mi equipación (oportunidad para renovarse a precios Decathlon) ha decidido lanzar un órdago y dejarme también sin instalaciones.

Soy una mujer paciente pero... a ver, universo, vamos a llevarnos bien...



miércoles, 22 de octubre de 2014

A traición


Y por la espalda.

Cuando empecé con la radioterapia no tenía muy claro la zona radiada y extendía la crema un poco intuitivamente. A los diez días aproximadamente se disiparon mis dudas, la piel cambió de color y la zona quemada estaba perfectamente delimitada. Pero fue a falta de un par de sesiones cuando comencé con las curas y me enteré de que justo al lado de mi tatuaje había otra zona radiada. Es la menos dañada pero también la más inaccesible.

A traición y por la espalda.

martes, 21 de octubre de 2014

Remitente

Pasé años pensando que lo que Elvis me sugería era volver a "la senda".

Quince días después de la última sesión de radio parece que el efecto del bombardeo empieza a remitir, como remitieron muchos otros: ya no huelo por la boca, ni tengo dedos eléctricos, mis extremidades se deshincharon y casi he olvidado mis pies de funambulista y ese dedo (que no llegué a localizar) que se dormía en el derecho, mis papilas ya no están trastornadas y ya no lloro sin motivo, los alrededores de mi reservorio no duelen al roce, mi piel ya no está áspera y erizada y muevo con la misma soltura los dos brazos.

Quince días después de la última sesión de radioterapia, esos quince días que la oncóloga me advirtió que a efectos prácticos son como si siguiesen radiándote, la temperatura de mi teta izquierda ha descendido varios (muchos) grados.

A base de ver pasar efectos secundarios vas aprendiendo que casi todos tienen los días contados y que solo es cuestión de paciencia darte cuenta un día de que ya no están, la duda es cuál (como el rock and roll) estará aquí para quedarse.

Tranquiliza ver que según van remitiendo, todo vuelve a su senda.

domingo, 19 de octubre de 2014

Cumpleaños

Hace un año, arrastrada por una marea de lazos rosas y publicaciones relacionadas, escapé de facebook y aterricé en este rincón. Aún no tenía la certeza de tener cáncer pero mi cabeza ya había aprendido a aceptarlo.

Un año después, el día mundial contra el cáncer de mama me pilla, casualmente, apartada de las redes sociales, y la verdad es que así es mucho más fácil.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Reptiles

No tengo muy claro cual es la época de la muda en los reptiles, ni siquiera si existe tal cosa o cada uno muda cuando le cuadra.

Tras quince días siseando* (el grado de picor se intensificó considerablemente, será que se está curando... más) resurjo de mis pellejos con una sutil capa de piel, eso sí, totalmente nueva, del trinque (que diría Carlos).

Puede que haya sido la etapa más incómoda o puede que ya no me acuerde de lo incómodas que fueron las demás, que mi cuerpo, aunque maltrecho, sigue siendo sabio y sabe que no necesita el lastre de padecimientos pasados.

Lo que sí ha sido (en realidad aún es) es la etapa anímicamente más confusa. No sé muy bien en qué punto me encuentro, sé que hemos completado el plan de ataque y que toca cruzar los dedos para que el enemigo no haya dejado ninguna mina enterrada por el camino. Sé que la gente por la calle identifica el pelo en la cabeza con el final de todo, para el mundo "ya está", para mí...

Siento que algo empieza ahora, no sé qué, ni cómo funciona, que soy nueva en esto, iremos improvisando, como siempre.

*siseando o algo parecido, que no conozco la onomatopeya, ni el verbo asociado a ella, de ese sonido provocado al echar aire entre los dientes, normalmente apretados por el picor. La RAE no parece muy de acuerdo con mi siseo, para ellos lo de las serpientes es un silbo.

jueves, 9 de octubre de 2014

Curas

Cualquiera que me conozca un poco sabe que a estas alturas de mi vida, y superada mi etapa kumbayá, no soy muy amiga de curas (ni de monjas).

Caprichos de la vida, cada mañana (y si tengo el día impertinente también por la noche) tengo una cita con una cura. Y aunque sea en femenino y no tenga nada que ver con la iglesia, tampoco me molan nada estas curas.

Para todos aquellos que lo preguntan y todos aquellos que lo afirman, no, la radioterapia no es inofensiva, ni más llevadera, ni menos agresiva que la quimioterapia, simplemente son distintas. Y aunque pilla en un momento en el que la esperanza de acabar te ayuda a mirar un poco más adelante, y aunque tiene la ventaja de ser rápida (en su aplicación, y menos mal, porque la postura en la camilla me producía algo muy parecido al dolor) el procedimiento en sí no es ni más ni menos doloroso que las sesiones de quimio.

Señores, no me ninguneen la "maldad" de la radioterapia, que viene de la mano de curas y ya saben... con el clero hemos topado.

martes, 7 de octubre de 2014

Rabudo


Mi última sesión de radio coincidió con el "cabodano del jamacuco" (como él dice) del señor Rabudo y con el día en el que él tenía que recibir el resultado de su resonancia de control.

El señor Nacho Mirás, aquel que me puso en el camino del conocimiento radiooncológico, que me habló de freidoras atómicas y aceleradores Siemens cuando aún quedaban lejos en mi horizonte predestinado, estaba en mi mente en la sesión de despedida, como lo estuvo en muchos otros momentos y, sobre todo, cuando veía en la esquina de la sala de paredes de plomo las máscaras apiladas.

La resonancia magnética, a pesar del calentón de pasear por el cerebro del "valiente acojonado", ha escupido buenas noticias. Y me alegro como si lo conociera.

lunes, 6 de octubre de 2014

Sonrisas

Ahora que tanto se habla de la humanización de los hospitales y que se intenta que sean menos asépticos y más cálidos, tengo que decir que en la zona de radiología terapeútica lo consiguen.

Y no son los vinilos pegados en las paredes, las flores o los pajaritos de los pasillos, ni siquiera los murales luminosos de entrada a las áreas de paredes de plomo, los que lo hacen posible.

Después de 25 sesiones, de viajes, de cremas, de curas, de consultas, resumiría esta etapa con una palabra: sonrisas.

Las sonrisas por los pasillos hacen que la aventura en la freidora atómica sea lo más humano de todo este año.

Gracias, personas humanizadas, ha sido un (incómodo) placer.





domingo, 5 de octubre de 2014

Superhot

Poco a poco me voy acostumbrando a mi papel de superheroína y voy descubriendo nuevos superpoderes. Y aunque no es mi primer superpoder relacionado con mis pechos este me acerca más a los superheroes tradicionales, con matices, claro.

Mi teta izquierda se ha convertido en una fuente de calor. De momento soy capaz de calentar, en cuestión de segundos, infusiones de manzanilla, de ahí a doblar vías de tren o fundir metales solo falta un poco de práctica.

No soporto la manzanilla, no me gusta, nunca la he podido beber e incluso su olor me molesta, de hecho los dos primeros días que, siguiendo el consejo de la enfermera, me puse un paño con manzanilla fresquita en la zona afectada por la radioterapia se me revolvió el estómago. Pero ayuda, dicen.

Cualquier día quedo con mi amiga Afrodita A y pulimos nuestras respectivas técnicas.

jueves, 2 de octubre de 2014

Cabinas



Delimitados mis superpoderes posquimio y decidida mi indumentaria de superheroína quedaba pendiente encontrar una cabina donde transformarme.


Mi cabina preferida es la cabina 2, con acceso directo al pasillo de la máquina 2.


Sólo me falta pulir la técnica, a ver si algún día consigo salir con mi traje de Superaivou en vez de un camisón hospitalario.


miércoles, 1 de octubre de 2014

Vuelta y vuelta

El acelerador lineal es una máquina calmosa.

Dos minutos escasos de bombardeo con preliminares de todo tipo: giros, troquelados con forma de teta en distintas posiciones y hasta sombras chinescas. 

Cuando el acelerador se situa a mi derecha me veo reflejada en el cristal, veo mi teta en la cima de mí misma, preparada para el bombardeo. Algunos días utilizan la luz que sale por el troquelado para centrarla sobre un fondo blanco, entonces veo la sombra del Vetsubio y cruzo los dedos mentalmente para que no empiece a humear.

Lentamente se situa sobre mí (ahí pienso que no hay escape, la radiación me llega de lleno desde arriba, es el bombardeo más largo y el más sonoro), lentamente  se situa a mi derecha (ahí toca un bombardeo largo y dos cortos, con giro y cambio de troquel entre ellos, si no respiro muy profundo igual libro la esquinita del pulmón), lentamente se situa a mi izquierda, sospecho que por debajo (bombardeo largo, ruidos de cambio de troquel y dos bombardeos cortos), lentamente vuelve a su posición inicial y... "ya puedes bajar el brazo"

Tengo que decirles que limpien el cristal que me refleja.