miércoles, 1 de octubre de 2014

Vuelta y vuelta

El acelerador lineal es una máquina calmosa.

Dos minutos escasos de bombardeo con preliminares de todo tipo: giros, troquelados con forma de teta en distintas posiciones y hasta sombras chinescas. 

Cuando el acelerador se situa a mi derecha me veo reflejada en el cristal, veo mi teta en la cima de mí misma, preparada para el bombardeo. Algunos días utilizan la luz que sale por el troquelado para centrarla sobre un fondo blanco, entonces veo la sombra del Vetsubio y cruzo los dedos mentalmente para que no empiece a humear.

Lentamente se situa sobre mí (ahí pienso que no hay escape, la radiación me llega de lleno desde arriba, es el bombardeo más largo y el más sonoro), lentamente  se situa a mi derecha (ahí toca un bombardeo largo y dos cortos, con giro y cambio de troquel entre ellos, si no respiro muy profundo igual libro la esquinita del pulmón), lentamente se situa a mi izquierda, sospecho que por debajo (bombardeo largo, ruidos de cambio de troquel y dos bombardeos cortos), lentamente vuelve a su posición inicial y... "ya puedes bajar el brazo"

Tengo que decirles que limpien el cristal que me refleja.

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