martes, 30 de septiembre de 2014

Lume!

He llegado a aborrecer la ropa que he usado estos meses.

Y lo cierto es que ha servido para lo que tenía que servir: el vaquero gigante del LIDL me permitió vivir todo el invierno, el vestido multicolor de los chinos sirvió para ocultar la bolsa del drenaje después de la operación... pero no, no les he cogido cariño, ni pizca.

En cuanto tenga ocasión les prendo fuego. Lume!

lunes, 29 de septiembre de 2014

A dieta

Que nadie se asuste... estoy a dieta.

Supongo que la primera reacción es pensar que no es el momento de ponerse a dieta cuando mi cuerpo sigue siendo atacado a diario con tratamientos agresivos y necesita toda la ayuda posible para recuperarse. Pues bien, por eso estoy a dieta.

Hace cuatro semanas, cuando comenzó este mes, decidí aprovechar la pausa pre-radioterapia para volver a hacer algo de ejercicio y organizar mis comidas, echadas a perder desde que me di a los regalices con pica-pica con el lema de "para lo que me queda en el convento me cago dentro". El ejercicio me duró un día porque ese mismo lunes me llamaron para empezar el tratamiento el martes y ese mismo martes me dijeron que nada de piscina ni durante, ni el mes después de radiarme.

La "dieta" se quedó, así como de prueba, y hoy ha cumplido cuatro semanas. Y sí, es verdad que no como algunas cosas que comía (regalices con pica-pica, flashes, patatas fritas, bebidas con gas...  y azúcar y harinas refinadas en general) pero como muchas más de las que comía (verduras, legumbres, pescado, frutos secos...).

Cinco kilos en cuatro semanas... intentando recuperar la anormalidad.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Si pica...

... es que se está curando.

Y si la ancestral sabiduría materna tiene razón se está curando, lo que no sé es exáctamente qué.

Desde  hace meses (creo recordar que desde después de operarme) tengo picores, picores repentinos e intensos por todo el cuerpo, pero más intensos en los brazos y manos. Parece que están relacionados con el sol, o con el calor, o con el esfuerzo, o con el sudor... o con todo eso. La sensación es la de un enorme sarpullido o unas friegas de ortigas. Supongo que es alguno de los efectos secundarios heredados de la quimioterapia. Será que me estoy curando.

Ahora a mi festival de picores se suma el picor de mi frankensteta, colorada como nunca se puso en años de topless en la playa. El prurito no es muy intenso (de momento), será que se está curando.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

The dark side

Este carcinoma ha conseguido que me pase al lado oscuro.

Aunque no he sido capaz de consumir entero ni un bote de protector solar (ni el aerosol para el cuerpo, ni la crema para la cara), he interiorizado absolutamente el precepto oncológico de "no tomarás sol ni con quimio, ni con radio", ni con nada, vamos.

En teoría no debería salir de casa sin una protección cincuenta en cuerpo, cara (y calva en su caso) pero mi falta de destrezas cosméticas (la tremenda pereza que me da untarme) ha hecho que me pase estos meses evitando el sol de una forma menos química y más física: escapando, tanto en el tiempo (saliendo a horas sin sol), como en el espacio (corriendo del sol a cualquier sombra cercana con la agilidad de gacela que me caracteriza).

Y aunque no pienso ignorar la  recomendación de los Monty Python de momento lo haré desde las filas de Darth Vader.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Trajano

Si algún personaje viejuno de zarzuela contemplara mi presunta melena podría exclamar: ¡caracoles!

Yo, años después de recorrer a paso ligero los museos vaticanos escapando de bustos de mármol, lo primero que he pensado es que me parezco a Trajano (que debió ser el emperador con el pelo menos encaracolado de todo el imperio romano, pero he pensado Trajano).



jueves, 18 de septiembre de 2014

Tiempos acelerados

Hoy estoy en la cumbre, doce sesiones por detrás y doce sesiones por delante, justo en la trece.

No sé si el acelerador lineal acelera algo más que electrones pero tengo la sensación de que la radioterapia pasa muy deprisa por mi vida. Supongo que no tener que esperar citas y estar allí cada día ayuda a cambiar la sensación de que el tiempo vuela lentamente por este acelerón inesperado.

A falta de efectos secundarios todo es tranquilo, con una minirrutina instaurada con fecha de caducidad: aparcamiento, caras conocidas en la sala de espera, la voz que me dice que pase a una cabina, los viernes consulta... y otra semana más.

Una rutina con banda sonora que ofrece premios mileuristas entre el aparcamiento y la puerta de radiología: "Veinticino mileuros para hoy, por un eurito solo".

Habrá que comprarle un cupón a esta mujer.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Agua

La radiactividad llegó a mi vida con una consigna de la mano: hidratación.

Cuando me diagnosticaron mi carcinoma recibí una avalancha de sugerencias dietéticas que me vi obligada a ignorar, la quimioterapia vino acompañada de la recomendación de consumir mucha agua para ayudar con la eliminaciòn de tóxicos y la cirugía llegó con una recomendación escrita de dieta hipocalórica para prevenir el linfedema.

La consigna de la radioterapia no es dietética, en este caso he recibido una larga lista de recomendaciones cosméticas, todas encaminadas a la (hiper)hidratación de la zona a radiar: la nivea de toda la vida mezclada o no con aceite de rosa mosqueta, argán, aloe vera... y diversas marcas de cremas cosmético-terapeúticas de venta en farmacia. En este caso la elección ha sido fácil: alterno la crema "prescrita" por mi oncóloga con mi fidelidad al gel de aloe vera.

Pero en algún momento de mi vida interioricé que la hidratación viene de dentro, de modo que, sin encomendarme a nadie, he decidido darme a la bebida y respetar por fin la omnipresente recomendación dietética de los dos litros de agua diaros. Mal tampoco me va a hacer.

¡Venga, a lo loco!

domingo, 14 de septiembre de 2014

Menguante



A pesar de mi fascinación por la luna llena ahora mismo me interesa más lo menguante.

El año pasado, al acabar mi estancia en Dublín, decidí hacerme un regalo, me lo había probado ya mil veces e intentaba calcular si el uso que le iba a dar compensaría su precio. Y volví de Dublín con un anillo, un anillo lleno de tréboles, yo que nunca uso (usaba) anillos.

Y lo usé, no a diario pero sí frecuentemente, y empecé esta aventura toqueteando mi anillo en salas de espera (en una de ellas descubrí el trébol de cuatro hojas, que ni siquera sabía que estaba), y lo seguí usando hasta que la quimio me deformó, me hinchó y me engordó.

Hoy mi dedo vuelve a caber en mi anillo, soy la increible Superaivou menguante.




viernes, 12 de septiembre de 2014

Superaivou

Una vez delimitados mis superpoderes posquimio necesito un traje de superheroína.

Después de ver "Los increibles" tengo claro que por muy superheroina que sea (o muy supervillana) no voy a usar capa, pero ni la mismísima Edna Mode pone ninguna pega al clásico uniforme de Supermán con su calzoncillo por fuera, así que, dándole una vuelta más al concepto (y siguiendo la sugerencia de la enfermera) Superaivou lleva su sujetador por encima de la camiseta.

Soy una superheroína delicada, que necesita fibras de algodón en contacto con la piel. Solo espero no despistarme, mientras las temperaturas de este fin de verano me impidan convertirme en una especie de lasaña camiseta sobre camiseta, y salir a la calle con el atuendo de mi alter ego.
















Ya solo necesito localizar una cabina telefónica por si las moscas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sanidades

Hoy mi compañera de viaje, Sabela, ha acabado con sus (25 -1 +1) sesiones de radioterapia y comparto con ella la satisfacción de otro paso dado.

Salvo en la quimioterapia, Sabela me ha servido de avanzadilla dándome pistas e incluso prestándome esa lencería tan sexi recomendada por la enfermera S. Todos sus trucos, todas sus experiencias, me han ahorrado algún que otro desasosiego, que de desasosiegos estamos sobradas.

Sabela, por su condición de funcionaria (es profesora y sospecho que de las buenas), comparte viaje pero no vehículo: distinto hospital, distinta cirugía, distintas pruebas, distintos medicamentos, distintos plazos...  y aunque cada una vive su proceso, y espero y deseo de todo corazón que ambos sean lo más breves (y leves) posibles, no puedo librarme de la incómoda sensación de que la sanidad privada adelanta, en este caso por la izquierda, a la sanidad pública.

Seguimos, paso a paso.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Objetos cotidianos (II)

Recuperar la normalidad supone recuperar algunos objetos cotidianos (insisto).



viernes, 5 de septiembre de 2014

UPS! (uninterruptible power supply)

No estoy muy segura de que mi oncóloga sepa lo que que es un SAI pero alguien debería saberlo en un hospital.

Hay distintos baremos, entre la media hora que nos han anunciado al llegar a la sala de espera y la hora que considera la oncóloga, pero todos están de acuerdo en que cuando las máquinas se apagan hay que dedicarle un buen rato al reinicio.

Las máquinas son dos aceleradores lineales, dos freidoras atómicas como diría Nacho Mirás, y no sé por qué sospecho que el proceso de reiniciado es costoso y proceloso, y eso cuando se consigue, que hoy los pacientes de la máquina uno se han ido sin su sesión de radiación (afortunadamente mi máquina es la dos).

- Se ha ido la luz.
- Ya, pero yo suponía que habría un SAI.
- Lo hay pero tarda unos segundos.

Insisto, no estoy muy segura de que mi oncóloga sepa lo que es un SAI, o lo confunde con un generador de emergencia, o el SAI no funciona.

martes, 2 de septiembre de 2014

La bella durmiente

Llevo ya mucho tiempo con sensación de falta de sensibilidad en la punta de los dedos, no es exactamente acorchamiento, ni exactamente hormigueo, no están dormidos pero tampoco despiertos del todo. Y esa sensación se acrecienta por la noche, de modo que cada vez que me despierto tengo que intentar resucitar mi mano derecha (cuando no las dos).

Tras más de media hora tumbada, absolutamente inmóvil, con un brazo en alto ("no te preocupes, esto solo es el primer día, los demás será mucho más rápido") al ir a tocármelo con la mano dormida no lo encontraba. Menos mal que he mirado, seguía ahí.

- ¿Cómo ha ido?
- Bueno... estaba un poco aterida, además se me duermen mucho las manos...
- Eso es de la quimio, el taxol.
- Será.
- Sí, es.

Menos mal que las oncólogas saben de los venenos secretos que duermen a las bellas durmientes. Y sin manzana.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Haciendo números

Matemáticas básicas.

Distancia Monforte-Coruña: 158 km
Cincuenta viajes: 7900 km
Distancia Monforte-Ourense: 48,6 km
Cincuenta viajes: 2430 km
Diferencia: 7900 - 2430 = 5470 km

Tiempo estimado Monforte-Coruña: 1 h 44 min
Cincuenta viajes:  5200 min = 86,6 horas
Tiempo estimado Monforte-Ourense: 40 min
Cincuenta viajes:  2000 min = 33,3 horas
Diferencia: 5200 - 2000 = 3200 min = 53,3 horas

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