domingo, 14 de septiembre de 2014

Menguante



A pesar de mi fascinación por la luna llena ahora mismo me interesa más lo menguante.

El año pasado, al acabar mi estancia en Dublín, decidí hacerme un regalo, me lo había probado ya mil veces e intentaba calcular si el uso que le iba a dar compensaría su precio. Y volví de Dublín con un anillo, un anillo lleno de tréboles, yo que nunca uso (usaba) anillos.

Y lo usé, no a diario pero sí frecuentemente, y empecé esta aventura toqueteando mi anillo en salas de espera (en una de ellas descubrí el trébol de cuatro hojas, que ni siquera sabía que estaba), y lo seguí usando hasta que la quimio me deformó, me hinchó y me engordó.

Hoy mi dedo vuelve a caber en mi anillo, soy la increible Superaivou menguante.




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