martes, 2 de septiembre de 2014

La bella durmiente

Llevo ya mucho tiempo con sensación de falta de sensibilidad en la punta de los dedos, no es exactamente acorchamiento, ni exactamente hormigueo, no están dormidos pero tampoco despiertos del todo. Y esa sensación se acrecienta por la noche, de modo que cada vez que me despierto tengo que intentar resucitar mi mano derecha (cuando no las dos).

Tras más de media hora tumbada, absolutamente inmóvil, con un brazo en alto ("no te preocupes, esto solo es el primer día, los demás será mucho más rápido") al ir a tocármelo con la mano dormida no lo encontraba. Menos mal que he mirado, seguía ahí.

- ¿Cómo ha ido?
- Bueno... estaba un poco aterida, además se me duermen mucho las manos...
- Eso es de la quimio, el taxol.
- Será.
- Sí, es.

Menos mal que las oncólogas saben de los venenos secretos que duermen a las bellas durmientes. Y sin manzana.

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