sábado, 30 de noviembre de 2013

Quimioterapia (I)

No lo voy a negar, la quimioterapia acojona.

Acojona no saber qué te van a hacer, la única referencia es que te van a meter distintos líquidos en vena por una vía. ¿Qué líquidos?...

Acojona no saber si duele o no duele. Mi postura actual es que nada duele hasta que se demuestre que duele y que si tengo alguna duda de si me duele o no... decido que no. Y no, no duele, el líquido más chungo pica en la mano y cosquillea por el brazo, es todo.

Acojona no saber cómo te vas a sentir después, si vas a tener apetito o no, si vas a tener nauseas o no, si te vas a sentir cansada o no, si te va a apetecer comer o no... todas esas referencias de casos ajenos...

Mi primera quimioterapia no ha dolido y no me ha hecho sentir mal en los tres días posteriores, los nervios no me los quita nadie pero el primer paso está dado y el miedo al segundo llegará en su momento (si llega).

viernes, 29 de noviembre de 2013

Oportunidades (II)

La vida está llena de oportunidades.

Una oportunidad, cuando sabes que un plazo de 15 días (15 más de lo previsto) no te va a quedar ni un pelo en la cabeza, es probar un nuevo corte de pelo dando la oportunidad a algún estudiante de peluquería de hacer lo que quiera, lo que he denominado "donar mi melena a la ciencia".

Es una curiosa experiencia, larga, pero curiosa. Ver cómo la profesora explica cada paso del proceso, desde el estudio del rostro, de las orejas, de los remolinos, la elección del corte que más puede favorecer con esos rasgos y ver como el alumno (en mi caso él) va avanzando con creciente seguridad y satisfacción.

El resultado me ha encantado, y la experiencia también. Y ya estoy medio preparada para la calvicie.

Siguiente paso: maquinilla.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Enfermeras

Las enfermeras son un mundo. No, las enfermeras son muchos mundos.

La primera enfermera con la que me encontré en esta aventura fue la enfermera de rayos, cuando fui a hacerme la biopsia. Una enfermera atenta y bastante tranquilizadora, que te pregunta cómo te encuentras y te intenta tranquilizar. El único problema que tiene es que su mirada transmite tanta pena, tanta lástima por tí, que te dan ganas de consolarla y tranquilizarla.

La segunda enfermera, en la unidad de mamá, es una enfermera Teletubbie. Se pone en tu lugar, deduce que estás pasando un trago duro y su forma de ayudarte es el contacto físico: "abrazo fuerte". No me gusta el contacto físico con desconocidos, por buenas que sean sus intenciones.

La tercera enfermera es la coordinadora de procesos. Me ofreció su teléfono para cualquier cosa (preguntar, hablar, técnicas de rellajación, que nos acompañe por el hospital...) con sus ojos claros. (Una de las Dolores, L., creo)

La cuarta de la consulta de enfermería es D., una referencia constante en el hospital. Enfermera empática y competente, con visión de conjunto y un teléfono en la mano para resolver cualquier duda sobre horarios citas o procedimientos. Es mi enfermera preferida. Empática sin dramatismo.

La quinta enfermera, M., sustituta de C. en el hospital de día (oncohematología). Supongo que tendrá vocación y será competente pero... no me ayudó nada. Habló y habló, adelantando problemas que pueden no suceder, preguntándome cosas que no tengo por qué saber y que ella podría preguntar directamente con su teléfono, mandándonos a la consulta otra vez para preguntar nosotros mismos, hablando de líquidos que queman las venas por dentro (repitiendo ad nauseam la palabra quemar) y ni siquiera ofreciéndome la caja de pañuelos de papel cuando consiguió hacerme llorar. Eso sí, como una concesión encubierta habló de la posibilidad de recurrir a una psicóloga "si no lo puedo asumir por mí misma"...

Sexta enfermera, sala de tratamientos, competente y agradable. Con eso me conformo.

martes, 26 de noviembre de 2013

Resonancia

Mi primera resonancia.

La máquina para hacer resonancias parece una máquina de pega. Vamos, que te metan en un tubo es algo relativamente normal, que te pongan una vía con un contraste entra dentro de lo normal pero el ruido... el ruido sospecho que es para adornar, para que no parezca un proceso soso.

Yo sospecho que alguien se preguntó cómo llamarle al procedimiento y se contestó a sí mismo: "resonancia", lo demás cae de cajón, una resonancia tiene que resonar. Y resuena, vaya si resuena.

La máquina de las resonancias junta una serie de ruidos desagradables a un volumen bestial (incluso con los cascos puestos) sacados o de la mente de un loco o de una obra en una calle, y los ruidos se suceden de forma más o menos regular a intervalos irregulares, con breves momentos de silencio para despistar.

Si a eso le unimos el frío (incluso con una manta en mi parte inferior) y la postura boca abajo con las tetas encajadas en unos agujeros de metacrilato... solo me queda sugerir, para completar el conjunto, unos ruidos de gente masticando o tirándose pedos (con perdón).

Agradable no es, pero tampoco es para morirse, en unas doce semanitas repetimos, a ver cómo encoge el enemigo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

De la casa

El personal del hospital de L. (supongo que en los demás pasará algo parecido) habla de sí mismo con el apelativo "de la casa".

Espero que nadie "de la casa" llegue a leer este blog y si lo lee espero que no se sienta ofendido pero tengo que hablar de la gente "de la casa". Ser de la casa (permitidme que omita las comillas, aunque siguen ahí) implica una mentalidad y una forma de comportarse que roza la inmoralidad (lo que habría que concretar es si la roza desde fuera o desde dentro).

Los de la casa son gente gregaria que considera que sus derechos dentro de la casa (donde la casa es todo el sistema sanitario) son distintos de los del resto de los usuarios, sí, los que pagamos la casa con nuestros impuestos. Esos derechos suponen no tener que esperar las horas o días según el caso, que el resto de los usuarios aceptamos con más o menos resignación, suponen poder acceder a recursos y servicios inaccesibles, poder saltarse las normas, hablar a voces por los pasillos o dentro de las habitaciones a cualquier hora, y tener derecho a protestar cuando no les dejan ejercer sus "derechos"

Pero lo más sorprendente de los de la casa es que presumen de su conducta deshonesta como si fuese completamente legítima e incluso te ofrecen la posibilidad de, por estar con ellos, participar de esa conducta. No entiendo cómo alguien puede no darse cuenta de que sus supestos derechos suponen un perjuicio para los demás, que si ellos pasan antes, muchos otros tienen que pasar después.

No sé si la mentalidad equivocada es la mía pero me entristece profundamente que la gente se comporte así.




miércoles, 20 de noviembre de 2013

En ambulancia

Viajar en ambulancia no mola.

Sé que muchas de las cosas que voy a hacer en esta aventura no molan pero lo de viajar en ambulancia a priori parecía ser una de las cosas que podían molar. Pues no, no mola.

Prescindiendo del hecho de tener o no que compartirla y de tener o no que esperar a la persona con la que la compartimos, viajar en ambulancia, al menos en la que viajamos, es incómodo. El espacio entre los tres asientos y la parte posterior de la cabina no permite colocar las piernas con comodidad y la calefacción... la calefacción es un chorro tremendo de aire muy caliente que te da de lleno de frente, tanto que la mejor opción es pasar frío.

Como experiencia vale pero no hace falta repetir.

martes, 19 de noviembre de 2013

Tecnecio

Hurrengo geltokia: Tc / Próxima estación: Tc

El tecnecio es uno de esos elementos inestables que aparecen en la tabla periódica, el más ligero y el primero de los elementos sintéticos.

Desde que supe que voy a ser radiactiva por una horas no me quito de la cabeza a Mr Burns:



jueves, 14 de noviembre de 2013

Tres grapas


Cada día se aprenden cosas nuevas. Hoy he aprendido lo que es una mamografía con marcaje.

Así a priori se podría pensar que el marcaje es alguna técnica preparatoria para la mamografía pero no, la mamografía se hace para comprobar que el tumor queda bien "marcado".

¿Y cómo se marca un tumor? Pues con algo que llaman clips y que te explican que son como grapas. Con un ecógrafo y una aguja muy larga van buscando los bordes del tumor y ahí ponen las grapas. La idea es tener una referencia para la cirujía cuando el tumor encoja o desaparezca.

Y yo no me quito de la cabeza el "arriba las manos, estás rodeado".

Supongo que tener rodeado al enemigo es el primer paso para vencerlo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Responsabilidades

Soy una especialista en el arte de sentirse culpable.

Tengo la sensación de que con la mejor de las intenciones me están tendiendo una trampa, que sí, que tengo que colaborar, que la actitud, que la forma de afrontarlo, que yo soy determinante, que si un 50%... ¿porcentajes?

A ver, de momento no tengo ninguna duda en que voy a hacer lo que me manden, no me he planteado otra posibilidad pero ¿qué más me están pidiendo?. ¿Se puede dar los mismos mensajes a diferentes personas, sin conocerlas, sin saber cómo sienten ni de qué pie cojean?

No se me ocurre cómo puede ser sentirte culpable de que no dé resultado un tratamiento contra el cáncer, culpable de morirte, solo sé que si tuviera que morirme preferiría no sentirme culpable.

domingo, 10 de noviembre de 2013

¿La última?

No voy a echar de menos la regla. (O al menos eso creo).

El doctor C. además de avisarme de que se me va a caer el pelo me explicó que con la quimio no me va a venir la regla y que, dada mi edad, es posible que ya no la vuelva a tener. Me lo decía con la cara de circunstancias de quien no sabe cúanto me puede afectar la noticia. La enfermera Teletubbie utilizó una de esas fórmulas de consuelo como bombas de relojería: "ya tienes dos hijos"...

Pero no, no creo que la eche de menos, no puedo echar de menos esa hiperpercepción de la suciedad y el desorden que acompaña a mis periodos y me coloca al borde de la asfixia, no puedo echar de menos ese callejón sin salida que siempre acaba en un mantra indeseable: "me quiero morir"

Tengo la regla, posiblemente la última, y he intentado no dejar que esta vez mi cabeza justificara el "me quiero morir" de siempre. Ayer no lo conseguí y me sentí atrapada. No lo quiero pensar, no quiero tener la oportunidad de razonar.

Estoy dispuesta a hacer lo que haya que hacer, por favor, no puedo ofrecer nada más.

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Antecedentes?

Desde que empecé esta aventura la pregunta se ha repetido tres veces: "¿tienes antecedentes de cáncer de mama o de útero?"

El radiólogo escuchó mi explicación al "no sé", la ginecóloga no me dejó ni explicarlo, el doctor C. comentó: "si no sabemos no sabemos".

Hoy he sabido que mi tía, la hermana de mi padre, murió de un cáncer de útero. Yo no tenía trato con mi tía, mi único recuerdo de ella es del día de su boda, yo ya tenía 17 años y ella muchos más, pocos años después enfermó y murió.

En mi casa nunca se pronunció la palabra cáncer, mi tía estuvo "muy malita" y después murió. A mis veintipocos años yo ya sabía que estar tan "malita" como para morirse era tener cáncer pero hasta hoy no he sabido cuál.

No sé si este dato cambia mi situación ni de qué manera, intento no analizar por qué siento que peligra el equilibrio emocional con el que voy llevando mi diagnóstico de cáncer de mama. Quiero seguir como estoy (anímicamente).

jueves, 7 de noviembre de 2013

Sombreros

Entretengo la espera con detalles más o menos superficiales.

"Se te va a caer el pelo", dijo el doctor Castro. Y a mí no me preocupa que se me caiga el pelo, me parece algo anecdótico dentro de la situación porque el pelo vuelve a salir y el pelo crece, el pelo es una de las cosas que menos me preocupa.

Y entretengo la espera pensando qué voy a hacer sin pelo, y es que son tan bonitos...

                             
http://www.sombrerosmoe.com/es/


miércoles, 6 de noviembre de 2013

El arte de esperar

Parece que tener cáncer es, entre otras cosas, un ejercicio de paciencia.

Una biopsia cuesta 20 días, una analítica una hora, un electro un cuarto de hora más, la consulta de preanestesia tres días, una operación para quitar un ganglio (a priori) unos quince días más...

Algo dentro te apremia, te dice que es urgente, que todo debería tardar menos, y algo dentro siente alivio por disfrutar unos días más de esta aparente tranquilidad, de este "durmiendo con mi enemigo".

Esperando.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Enfados

Ahora mismo no quiero estar enfadada, ni conmigo, ni con nadie.

Llevo meses enfadada, enfadada con mi teta izquierda por preocuparme, por molestarme... (lleva meses castigada), enfadada conmigo por no ser más resolutiva y decidirme mucho antes a ir al médico, o a urgencias o donde fuera... me enfada la posibilidad de que el bulto que hace dos años me dijeron que no era nada ya fuera "algo", me enfadó que el radiólogo preguntara dónde me lo habían mirado entonces como queriendo echar la culpa a alguien de algo sin decir nada, me enfada que una cita preferente de ginecología tardara casi dos meses, y una mamografía y ecografía preferentes casi otros dos...

Y ahora no quiero estar enfadada, quiero confiar en mi médico, quiero creerme lo que me dice, quiero no dudar, quiero ponerme en sus manos sin tener que cuestionarme, ni juzgar, ni analizar... no me sobra la energía para hacer todo eso.

No puedo permitirme estar enfadada, paso.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Oportunidades


La vida está llena de oportunidades.

Una oportunidad, cuando sabes que en plazo de un mes no te va a quedar ni un pelo en la cabeza, es probar un nuevo color de pelo que siempre has querido ver cómo te sentaría. En mi caso siempre he querido teñirme el pelo de rojo y no entiendo de nombres de colores de tinte pero creo que lo que quería probar tenía algo que ver con caobas.

Ayer fui a la peluquería  y dije que quería ponerme el pelo rojo. La mirada de la peluquera me recordó un comentario de una amiga hace tiempo "teñirse de rojo es malísimo, enseguida se ven las raices" y rápidamente la tranquilicé: "no te procupes por mi rojo que se me va a caer el pelo" (pensándolo bien seguramente la destranquilicé, pero bueno).

Ahora tengo el pelo con un aspecto rojizo que no me desagrada y que pienso que no me queda mal y ahora es cuando me paro a pensar... carallo, ¿y cuando se me caiga el pelo voy a tener la cabeza teñida de rojo?

Jejeje, no sé... veremos (dijo un ciego).