viernes, 22 de noviembre de 2013

De la casa

El personal del hospital de L. (supongo que en los demás pasará algo parecido) habla de sí mismo con el apelativo "de la casa".

Espero que nadie "de la casa" llegue a leer este blog y si lo lee espero que no se sienta ofendido pero tengo que hablar de la gente "de la casa". Ser de la casa (permitidme que omita las comillas, aunque siguen ahí) implica una mentalidad y una forma de comportarse que roza la inmoralidad (lo que habría que concretar es si la roza desde fuera o desde dentro).

Los de la casa son gente gregaria que considera que sus derechos dentro de la casa (donde la casa es todo el sistema sanitario) son distintos de los del resto de los usuarios, sí, los que pagamos la casa con nuestros impuestos. Esos derechos suponen no tener que esperar las horas o días según el caso, que el resto de los usuarios aceptamos con más o menos resignación, suponen poder acceder a recursos y servicios inaccesibles, poder saltarse las normas, hablar a voces por los pasillos o dentro de las habitaciones a cualquier hora, y tener derecho a protestar cuando no les dejan ejercer sus "derechos"

Pero lo más sorprendente de los de la casa es que presumen de su conducta deshonesta como si fuese completamente legítima e incluso te ofrecen la posibilidad de, por estar con ellos, participar de esa conducta. No entiendo cómo alguien puede no darse cuenta de que sus supestos derechos suponen un perjuicio para los demás, que si ellos pasan antes, muchos otros tienen que pasar después.

No sé si la mentalidad equivocada es la mía pero me entristece profundamente que la gente se comporte así.