miércoles, 15 de octubre de 2014

Reptiles

No tengo muy claro cual es la época de la muda en los reptiles, ni siquiera si existe tal cosa o cada uno muda cuando le cuadra.

Tras quince días siseando* (el grado de picor se intensificó considerablemente, será que se está curando... más) resurjo de mis pellejos con una sutil capa de piel, eso sí, totalmente nueva, del trinque (que diría Carlos).

Puede que haya sido la etapa más incómoda o puede que ya no me acuerde de lo incómodas que fueron las demás, que mi cuerpo, aunque maltrecho, sigue siendo sabio y sabe que no necesita el lastre de padecimientos pasados.

Lo que sí ha sido (en realidad aún es) es la etapa anímicamente más confusa. No sé muy bien en qué punto me encuentro, sé que hemos completado el plan de ataque y que toca cruzar los dedos para que el enemigo no haya dejado ninguna mina enterrada por el camino. Sé que la gente por la calle identifica el pelo en la cabeza con el final de todo, para el mundo "ya está", para mí...

Siento que algo empieza ahora, no sé qué, ni cómo funciona, que soy nueva en esto, iremos improvisando, como siempre.

*siseando o algo parecido, que no conozco la onomatopeya, ni el verbo asociado a ella, de ese sonido provocado al echar aire entre los dientes, normalmente apretados por el picor. La RAE no parece muy de acuerdo con mi siseo, para ellos lo de las serpientes es un silbo.

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