sábado, 11 de enero de 2014

Feliz año viejo

Me ha llevado unos días del año nuevo reconciliarme con el año viejo.

El 2013 venía con andares supersticiosos, el 13... podía no salir bien pero esas cosas son supercherías, pasando... y no, el 2013 no fue un año tan malo.

A ver, en el año 2013 obtuve estupendos resultados académicos, recuerdo con especial gusto a los profes babeando con el trabajo (compartido con mis sindicalistas) sobre terminales ligeros , viajé, viví y trabajé en Dublín, demostrándome a mí misma que soy capaz de algunas cosas (e incapaz de otras), viví reencuentros esperados e inesperados... Digamos que el 2013 estuvo lleno de "bolas extras", cosas que no esperaba vivir y vinieron gratis.

Lo más duro fue lo que quedó bautizado como "la semana fantástica del Corte Inglés", empezó el 7 de octubre, lunes, fecha de mi aniversario de boda, y juntó un electroencefalograma de mi hija en busca de una hipotética epilepsia,que se confirmó por sí misma con una crisis ese mismo viernes, y la biopsia de mi pecho izquierdo que, 20 días después, confirmó mi diagnóstico de cáncer de mama.

Lo más difícil de asimilar, de momento, la epilepsia.

Mi cáncer... pensándolo fríamente el 2013 me dio la posibilidad de saber, por fin, qué era ese bulto tan molesto y sospechoso y cambiar la angustia de poder tener algo malo comiéndome por dentro por la certeza de estar luchando contra él. Malo no parece.

Lo dicho, feliz, aunque complicado, año viejo.