jueves, 6 de febrero de 2014

Cáncer y adolescencia

No es fácil tener cáncer y un hijo adolescente. Supongo que tampoco será fácil ser adolescente y tener una madre con cáncer.

Mi hijo de 13 años suspendió cinco asignaturas en la primera evaluación, eso supone que hay que hacer algunos cambios en normas y rutinas. Tras sendas charlas con la orientadora del instituto y la tutora todo parece apuntar a que (me) toca "domesticarlo". Pero yo no quiero.

Y la verdad es que no sé si pretendo usar el cáncer de excusa ante mí misma para no enfrentarme a algo que sé que hay que hacer desde hace mucho tiempo y que supone un gran desgaste emocional para mí. Me viene a la cabeza esa frase que te repiten los médicos y enfermeras desde el momento en que te diagnostican un cáncer: "ahora lo importante eres tú"

Me gustaría ser lo importante para mi hijo, que hiciera un mínimo esfuerzo para que yo me sienta menos mal, para que no tenga que repetirle cada día las mismas cien mil cosas, para ahorrarme esos pequeños trabajos (como tirar de la cadena cada vez que él va al váter) que tanto me desgastan... un mínimo esfuerzo, supongo que es pedir demasiado.

No sé cómo enfrentarme a esos 13 años, no tengo ni fuerza, ni ganas.


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