lunes, 26 de mayo de 2014

Ya no lloro

Después de algo más de un mes de llantos perpetuos ya no lloro.

Lagrimeo, le llamó mi oncóloga, aunque a mí más que un lagrimeo me pareció un chorreo, un chorreo tóxico.

No sé si mis lágrimas eran tóxicas o no pero esa era mi sensación, no sé si eran corrosivas o no pero me dejaron dos surcos duros como postillas a lo largo de la cara, que me escocían hasta casi hacerme llorar, cerrando el círculo. Lágrimas tóxicas que, harta de ejuagarlas con pañuelos de papel, goteaban desde la naríz o llegaban a la boca (sensación de lágrimas tóxicas en la boca, puagh).

Y parece ser que el lagrimeo va en tándem con los dedos eléctricos, la quimio genera extrañas parejas.

El peor momento llorón... por las calles de Dublín. El mejor... descubrir que ya no lloro.

Ya no lloro.

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