domingo, 25 de mayo de 2014

Dublin again

Un año después volví a recorrer (y recorrer y recorrer) las calles de Dublín.

Partiendo de un estado delicado (significativa retención de líquidos) llegué a Dublín con la advertencia de que iba a orinar cada poco y el consejo de descansar con los pies en alto un promedio de veinte minutos cada dos horas. Lo de la orina no fue tanto, lo de los pies...














No sabría describir la dolorosa mezcla de autocompasión, asombro y grima que me daba mirar eso que deberían ser mis tobillos. Una semana después, pastillas y medias de compresión mediante, mis pies empiezan a parecer simples pies hinchados.

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