miércoles, 7 de mayo de 2014

Comer por asco

Durante mis primeros cuatro ciclos estuve quejándome del incontenible impulso de comer de todo, de lo rico que me sabía todo y de que no podía dejar de comer, tenía la sensación de haber perdido la "señal de saciedad". Gané un puñado de kilos.

En los últimos cuatro ciclos, y especialmente en los dos últimos, la situación es completamente diferente. Sigo comiendo, a lo largo del día pruebo mil cosas en busca de alguna que me deje buen sabor de boca para reservarla para el final de las comidas. No la encuentro.

Creo que las papilas más afectadas son las que reconocen el gusto salado, fueron las primeras en fallar y en hacer que comer esté bastante lejos de ser una experiencia agradable. Cocinar tampoco es fácil si no hay un voluntario cerca para probar el punto de sabor. En cualquier caso es el efecto secundario que antes aparece y que más tarda en desaparecer y provoca algo que se acerca bastante a la nausea, es lo que yo llamo asco.

Espero que cuando remita esta última oleada de efectos secundarios la comida vuelva a saber en condiciones. La versión comida-asco perjudica seriamente la salud (anímico/mental).

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