lunes, 5 de mayo de 2014

Mejor yo

Desde que te diagnostican un cáncer, supongo que en algunos casos más que en otros, en la cabeza caben muchas reflexiones. A veces piensas en causas, en si hubiera..., piensas en tu vida pasada o en tu vida futura, piensas en cómo te va afectando tu nueva situación y piensas, mucho, en cómo afecta y cómo puede afectar a tu familia, tus amigos y, sobre todo, a tu pareja.

Y, sinceramente, no me gustaría estar en el lugar de Carlos. Lo he pensado tantas veces, tiene que ser tan difícil estar ahí, ver cómo la persona a la que quieres se deteriora, cómo aguanta mil y una pruebas, mil y un tratamientos, mil y un efectos secundarios que en realidad no sabes cómo ni cuánto le afectan, estar ahí, apoyando, sonriendo, riendo, hacer de chófer una y otra vez, aguantar esperas y más esperas... no, definitivamente yo no podría.

Estoy absolutamente convencida de que llevaría muchísimo peor el papel de compañante que el de enferma, llevaría muchísimo peor ver sufrir que aguantar todas estas circunstancias que, en la mayor parte de los casos, no han pasado de ser un cúmulo de molestias. Sufriría muchísimo más.

Si por algo desearía no tener este cáncer es por ahorrar el sufrimiento a las personas que me quieren.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dimes y diretes