jueves, 13 de marzo de 2014

Sol solecito

Llegó el sol y ya lleva seis días, un respiro para el alma y una buena dosis de endorfinas y vitamina D para el cuerpo.

Dentro del gusto que da, dentro de la alegría de estar envueltos en luz, de recuperar con el sol la luna y las estrellas, a pesar de todo lo bueno del sol... es duro.

Es duro no recibir el sol como siempre, con mis pantalones de rayas de colores, es duro no entrar en mis camisetas de tirantes, es duro probarme una prenda tras otra y darme cuenta de lo hinchada, de lo deforme, de lo enorme que estoy, es duro darme cuenta de que las mangas cortas se me incrustan en los brazos. Y aunque me digan que ya me recuperaré cuando pase todo esto, y aunque yo me diga que el aspecto físico debería ser secundario... es duro.

El aspecto físico es secundario, de acuerdo, pero ya que estoy jodida, que tengo el cuerpo machacado por la guerra química, que cada día me pasa "algo" distinto... ayudaría no tener que pelearme con el espejo.

Así que pasearé mis nuevos y enormes pantalones vaqueros del LIDL (9,99 €) bajo el delicioso sol de este final de invierno, y que las endorfinas se ocupen de compensar.

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