domingo, 9 de marzo de 2014

Normalización

Supongo que tengo vocación normalizadora.

Mis tetas me dieron la oportunidad de alimentar a mis dos bebés de forma natural, allí dónde quise y todas las veces que quise. Me consta que el simple hecho de verme hizo que algunas otras madres, no sé si muchas o pocas, vivieran su experiencia con un poquito más de relax, de seguridad, de tranquilidad, de normalidad. No es poco.

Mi teta derecha me da ahora otra oportunidad de normalización, menos deseable, para qué engañarnos, pero está ahí. Mi cáncer es un cáncer y se lo explico con traquilidad a quien me pregunta, no me apetece decir que estoy "maliña", ni "pachucha", no me apetece vivir en un entorno en el que no se puede pronunciar el nombre de mi enfermedad. No presumo de calva pero no la oculto. No exhibo ni disimulo. Solo espero que las mujeres que por desgracia sufran un cáncer de mama puedan vivirlo con un poco menos de clandestinidad y un poco más de normalidad.

Dada la cantidad de angustias que genera este proceso ahorrarse esta tampoco es poco.

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