martes, 15 de julio de 2014

La pregunta

Yo no sé si habrá algún otro paciente que insista tanto en preguntar lo mismo una y otra vez.

Aunque supongo que debería pasar de todo, meterme en la piscina y nadar, voy probando con todo profesional que se cruza en mi camino: "¿cuándo puedo nadar?"

La cirujana y la enfermera se miran entre sí como preguntándose por qué razón no podría nadar, les hablamos de los incomprensibles razonamientos sobre sellado de reservorio y colocación superficial del mismo y vuelven a mirarse como si no comprendieran.

- ¿Cómo nadas?
- A crol... o a braza... o como sea.

 Me confirman que nadar es el mejor ejercicio en mis condiciones (lo del estilo parece una pregunta trampa) y, ante el aparente temor de contradecir alguna indicación importante, me insinuan que después de llevar mi caso al comité de tumores tendré una respuesta a mi eterna pregunta.

Me di lástima hasta a mí misma: "yo solo quiero nadar..."

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