sábado, 9 de agosto de 2014

Turismo rural

Como todos los años por estas fechas comparto techo y vida con un gran grupo de amigos y un creciente grupo de pequeños amigos hijos de los grandes (amigos).

El año pasado, tal día como hoy, nuestra cita anual tenía la misma fecha que la cita con mi ginecóloga. El año pasado no las tenía todas conmigo, en mi sospecha de tener cáncer barajaba la posibilidad de que mi ginecóloga, intentando alarmarme lo mínimo posible, tomara medidas inmediatas al palpar mi pecho. Pero no. Compartió palpamientos con la estudiante que la acompañaba en la consulta y me despidió con un volante para una mamografía y una sonrisa. (Ya en las escaleras me hicieron volver a subir para convertir mi volante ordinario en un volante preferente).

Este año tampoco lo he tenido claro en ningún momento. Desde la incertidumbre de no saber qué iba a ser de mí en estos meses he ignorado cualquier preparativo hasta saber que no iba a estar con quimioterapia, o ingresada, o recién operada, o ...

Las cosas "que se ordenan solas sin querer" han situado este fin de semana entre la cirugía y la radioterapia.

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