domingo, 31 de agosto de 2014

Reflejos

Uno de mis temas pendientes es una nunca concretada sesión de fotos a cargo de mi amiga Raquel.

Curiosamente en estos tiempos deformes, el espejo me devuelve una imagen que me gusta. Con unos quince kilos de más y curvas que han invertido su posición, me veo gorda pero bonita, me sigue gustando mi cuerpo (desnudo).

El problema empieza con la ropa. Si me visto (con las pocas prendas que siguen valiéndome), el reflejo ya no es tan amistoso, me cambio una y otra vez sin conseguir que me guste lo que veo. Pero lo que definitivamente no soporto son las fotos. No sé por qué hay tanta diferencia entre lo que veo en el espejo y ese cuerpo desproporcionado, fofo y bruto que refleja la cámara. No sé si le puedo echar la culpa a la ropa, a mi mal gusto al elegirla, o a la cámara (que de todos es sabido que engorda... ¿o eso solo son las de la tele?).

Afortunadamente tengo un fotógrafo que me mira con ojos generosos, filtra, recorta, selecciona y me devuelve yos casi amables, y quizás algún día me vuelva a apetecer la idea de una sesión para mí sola.

2 comentarios:

Dimes y diretes