domingo, 13 de abril de 2014

Sildavia

Como en Sildavia el tiempo pasa tan despacio...

Supongo que es fácil imaginarse que para un enfermo su objetivo inmediato es curarse y supongo que, partiendo de ese punto de vista, es de buena gente desearle que eso suceda cuanto antes. Pero como ya os he comentado el tiempo es una de las princiales víctimas de un cáncer.

Cuando tienes un cáncer el tiempo vuela lentamente. Los plazos, las esperas... todo sucede exasperantemente lento, hasta que miras atrás y te das cuenta de cuántos meses llevas ya haciendo lo que toca.

Supongo que esa lentitud escurridiza y el hecho de no saber qué viene después hace que no me apetezca que el tiempo pase, que llegue ya lo siguiente (que sea lo que sea sé que va a llegar igual). Quiero vivir estos días tranquillos, en los que me siento bien, en los que no estoy preocupada, no quiero pensar en cuánto queda para nada, ni cuentas atrás ni cuentas adelante, ni en ciclos que han pasado, ni en ciclos que quedan.

Ahora el tiempo pasa a ritmo de un minuto cada sesenta segundos, en el balancín de mi jardín. No hay más.

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