martes, 2 de diciembre de 2014

Nueve de cada diez oncólogas

Nueve de cada diez oncólogas se han ocupado de mi carcinoma en algún momento de este año largo.

Evidentemente es una broma y en realidad creo que han sido cinco (contando la oncóloga de la radioterapia). Está la que se supone que es mi oncóloga oficial y es la que más veces me ha atendido, un oncólogo que me pasó consulta la primera vez que mi oncóloga estaba en planta, una oncóloga jovencita que me pasó consulta después de la cirugía y una nueva oncóloga, la "que tocaba", en mi primera consulta en Monforte después de la radioterapia.

El grado de "feeling" ha sido variable, nunca he estado cómoda de todo, nunca he sentido que no sobraban mis preguntas y nunca he llegado a plantear todas, nunca he sabido a quién recurrir en caso de apuro, nunca he podido pensar en "mi" oncóloga de confianza. Me gusta mi radioncóloga de Ourense (a pesar de la incómoda primera impresión que me dio) y me gusta la oncóloga de hoy.

La oncóloga de hoy me ha preguntado y ha escuchado mis respuestas, me ha preguntado si tenía preguntas, las ha escuchado y las ha contestado. Parece básico y banal pero no lo es. Al despedirnos, tras desearme unas buenas fiestas, me ha dicho: "no cambies". Buena impresión (mutua, parece) y despedida (probablemente).

Preparada para la siguiente. Vaya pasando, décima oncóloga.

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